«Cuando dos se rinden juntos, comienza a tener sentido la palabra nosotros».

A todos sin excepción nos intriga conocer la versión del lobo feroz en el cuento de Caperucita. Muchas frases se han repetido sobre este misterioso personaje, es justo reconocer que se han dicho exageradas mentiras. Salgo en su defensa, ya que cada relato tiene dos formas de contarse… ni el es tan malo como lo pintan, ni ella tan santa como la mientan.

Si bien es cierto que cuando has sido lobo, es muy difícil que te aten a un árbol como cordero. Los errores tienen casi siempre un carácter sagrado, como diría Dalí -«Nunca intentes corregirlos, sin racionalizarlos, compenetrarte con ellos, porque es probable que con el tiempo puedas subliminarlos»-.

Capítulo I
«Lo que te rompió; aunque vuelva ya no te cura…»

En cada historia existen varias verdades y montones de elucubraciones. Cada quien ajusta su relato a lo que le conviene. La realidad para muchos es no insistir más, convirtiendo los intentos en un buen remedio para la dignidad. Pero como diría Vincent Van Gogh -«¿Qué sería la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo?»- pero para valiente el que dice la verdad sabiendo que lo perderá todo.

El silencio de uno, muchas veces, es ruido en la cabeza del otro. No importa que a simple vista todos corran en contra dirección, porque quienes tienen claro su camino, están obligados a no detenerse jamás.

Capítulo II
«Demasiado tarde también es distancia»

La paciencia consiste en no sentarse en una esquina, sino en acercarse a ella, y doblarla. Al hacerlo y suspirar, es como un sorbo de vida del que uno se deshace. Me recuerda que no todo es lo que parece, y no todo lo que se dice es verdad.

Lo cierto del asunto es que pasamos la vida temiendo al lobo como si fuéramos ovejas, cuando en realidad es el pastor quien se las come.

Todos alguna vez hemos sido lobezno de sonrisa perversa, sabiendo exactamente lo que deseamos y que mientras no tengamos nuestra luna, seguiremos aullando a las estrellas.

Capítulo III
«Hay gente a la que se le quiere mejor en el después»

Lo bonito de estar presente en la vida de alguien es la incertidumbre de no saber, al final, quién tuvo la suerte de conocer a quién.

El lobo siempre tendrá claro que lo mejor del tiempo es que pone todos los “te quiero” en su lugar. Y que para disfraces, el de la costumbre cuando quiere vestirse de miedo.

Desprestigiar entonces al feroz personaje nos hace pensar que la posible manipulación que se ha hecho de su figura, su actividad y su reacción ante lo que cuenta Caperucita, da para concluir que siempre debemos evaluar las dos partes de una historia antes de hacer juicios de valor… el otro siempre será el malo a los ojos del contrario.

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