Muchas veces la vida suele preguntarnos qué tan malo es equivocarse en algo. Una elección, una decisión personal, una ropa, una situación de conflicto o de felicidad… Por qué cuesta tanto reconocer un error por más pequeño que sea.
Hemos roto barreras para hablar de muchos temas, pero también levantamos muros inaccesibles para otras delicadas posiciones de nuestras batallas cotidianas.
Jugamos en las redes sociales y ponemos, por ejemplo, LOGRADO. Ocultando quizás que no hemos realizado correctamente el juego en cuestión o muchas otras veces copiando lo que ponen otros participantes de la lista.
La presión social que sentimos por no quedar expuestos es de tal magnitud que nos perdemos la posibilidad lúdica, nos perdemos reir por un mínimo despiste, nos perdemos la chance de aprender y seguir camino con algo más en nuestra mochila del conocimiento.
Quizás la tendencia es escribir en face: ”Es demasiado fácil…” Colocando los resultadoa para demostrar nuestra sabiduría sin permitir que, los que llegan después, puedan jugar libremente al tener ya la respuesta escrita.
La ironía de esta situación es que es sólo un JUEGO, que nos sirve para desenchufarnos de nuestros dramas diarios ejercitando un poco la inteligencia o la emoción.
Muchos creen que así quedan expuestos al desnudo y que una respuesta incorrecta es un sendero peligroso para transitar.
Nada más lejano… Quedar expuesto en redes es no poder argumentar, no tener compromiso, no utilizar la lógica, agredir, insultar, bloquear y toda otra forma de reacción intempestiva y muchas veces… VIOLENTA.
La verdadera EMPATÍA pasa por entender la mecánica lúdica de… Sólo divertirnos, pasar un rato agradable, ser amables y generosos con el resto de la humanidad.
Perder el miedo al ridículo, aprender del aporte de otro amigo de redes, reirnos con sus dichos sin pensar tanto en «tendría que haberlo escrito yo».
Así se generan bellas interacciones, se desarrollan los vínculos, se suma con el mensaje del otres, se logra un contacto más real y duradero.
Los ”humos” y el falso orgullo… Alejan, distraen, no suman.
La idea es que podamos ser adultos pensantes con alma de niños. Alegres, dispuestos reir y a jugar sin importar si hay un mañana.
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Ruben Zavala
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A veces esta bueno equivocarse sin miedo a lo q piensen los otros.