Nuestros jóvenes basquetbolistas ya eran un poco más adultos y habían subido todos de nivel, incluso hubo cambios de piezas que ayudaron a que el nivel colectivo también suba.
Salieron dos cuerpos celestes… y blancos, los reemplazaron dos que ayudaron a soportar todas las turbulencias que el Cosmos le pudiera lanzar a esta renovada alineación de Planetas.
EL SEGUNDO ECLIPSE TIÑÓ DE DORADO EL FIRMAMENTO
Atenas, la capital Griega, el Santuario de los Dioses del Olimpo, fue el escenario donde todos vimos cómo el Sol se apagó de nuevo.
Pero primero, llegó la hora de tomar venganza. Una canasta lanzada a menos de un segundo provocó la corrida de un Hombre y una montaña de cuerpos , esa canasta victoriosa significó la revancha ante Yugoslavia, devenida en Serbia y Montenegro. El mejor debut posible, el símbolo de haber superado un trauma y crecer a partir de allí.
Como se dijo antes, nuestra nueva alineación de Planetas podía superar las turbulencias que el Cosmos le presentase. La órbita fue muy complicada de surcar, pero no imposible; el equipo no se floreó ni tuvo muchas posibilidades de deleitar a los espectadores con su calidad, pero logró avanzar hasta enfrentarse de nuevo ante el Astro Rey en semifinales.
Se esperaba que, con el nuevo plantel que llevó a Atenas, Estados Unidos se reivindique y demuestre que aprendió la lección.
Argentina mantuvo a raya este nuevo Dream Team y lo volvió a superar, sin florearse mucho, dejando al último Tricampeón Olímpico Invicto fuera de la carrera por su cuarta medalla de oro.
Por supuesto, nada podría detener esta Órbita en la búsqueda de la presea dorada. No iba a pasar lo que pasó dos años atrás.
Enfrente, Italia presentó un equipo con un mejor recorrido; incluso nos había ganado en la fase de grupos. Pero esto era diferente, era la Final del torneo más importante del Mundo en Básquet… era alcanzar la gloria máxima, y tras haber derrotado al peor contrincante, los nuestros tenían mucha hambre de gloria.
Cuenta la leyenda… que la noche anterior, en la Villa Olímpica, los Argentos salieron a correr para poder disipar la ansiedad de haber derrotado al Dream Team y estar a un paso de la medalla dorada.
Según se cuenta, pasaron por los departamentos de los italianos, y como algunos eran amigos, se empezaron a chicanear.

Por supuesto, los azzurros se vieron intimidados por semejante demostración tanguera de hambre y… salieron a correr también, para no ser menos.
Sin embargo, ya estuvieron aniquilados mentalmente antes de que pongan la cabeza en la almohada.
Llegado el momento del partido, Italia no tuvo chances. No pudieron con el vendaval argentino que se los llevó puestos desde la noche anterior y los estaba sometiendo basquetbolísticamente en el parquet de Atenas.
La alineación de los cuerpos celestes… y blancos, tiñó el firmamento con sus colores, hizo que todos escuchen el Himno de un PAÍS que queda en el rincón más Austral de Sudamérica y, cada uno de ellos, escribió su nombre en la historia grande del Básquet Olímpico y Mundial, en la Tierra de los Dioses del Olimpo.
Los doce cuerpos celestes (y blancos) se llaman Pepe Sánchez, Manu Ginóbili, Puma Montecchia, Fabri Oberto, Walter Herrmann, Gaby Fernández, Hugo Sconochini, Luifa Scola, Leo Gutiérrez, Chapu Nocioni, Cabeza Delfino y el Colo Wolkowyski.
Este acontecimiento cambió totalmente la geografía del básquet. Fue nuestro México ’86, el que nos puso en el mapa, y el que nos alojó como una potencia, como un equipo a vencer. Esta alineación de cuerpos celestes… y blancos, con la entrada y salida de algunos de ellos, nos mantuvo entre las cinco mejores selecciones durante 10 años y como el número uno durante tres años. Pero lo más importante, creó una Cultura, una Esencia, un Espíritu, un Alma, un significado mucho más fuerte a la Selección Argentina de Básquet.

Gran nota grandes fotos !!!!
Orgullo nacional!!!!