«Nunca sabremos en que abrazo nos estamos despidiendo. Se hace obligatorio guardar atardeceres, porque es posible que no existan otros».
Andrés Manuel convertía el tiempo en magia, así como cuando sonaba una canción, la cual en pocos minutos contenía años de existencia.
El era apuesto, increíblemente hábil y diestro para agradar a los además. De personalidad fuerte y decidida, lo que le ayudaba a incrementar posibilidades y oportunidades en su entorno social.
Desde niño quiso ser piloto de aviación. Por no contar con recursos económicos, tuvo que buscar esa opción en la milicia. Allí luego de años de duro entrenamiento, egresó como capitán de nave de combate, recibiendo importantes elogios por sus destrezas y virtudes.
Como piloto, Andrés solía seguir rutas preestablecidas. Nunca sospechó que aquel mediodía de diciembre, sería su último vuelo.
Capítulo I
«Imaginarlo es otra forma de vivirlo»
El llevaba un ritmo de vida acelerado. Pese a su corta edad, cargaba sobre sus caponas muchos deberes, entre ellos; el de enseñar a los noveles alumnos, todos los conocimientos para comandar y llevar a los cielos potentes aparatos diseñados para la guerra.
El amor nunca estuvo fuera de sus metas. Estando en etapa de formación, conoció a una hermosa dama que compartía su afición por la aeronáutica. Se llamaba Amanda. Alta y buenamoza, todo un encanto.
Se enamoraron a primera vista. Llevaron una bonita relación fuera de los espacios del cuartel. Siempre pensaba en ella, mientras recibía clases de orden cerrado y vuelo, en aquel gigantesco patio colmado de sol y algunos implementos castrenses.
Capítulo II
«No hay rosas, sin espinas»
«No existe barrera, cerradura, ni cerrojo que pueda imponerse ante la libertad de la mente» – dijo alguna vez la escritora británica Virginia Woolf, al referirse a la lucha por los sueños.
Para Andrés Manuel, vivir a plenitud fue su verdadera vocación. El adoraba compartir con personas que aparecían de repente, pero que no eran extrañas; esas que entraban a su territorio, buscaban un sitio y se quedaban, tal como lo hizo Amanda.
Junto a ella materializó el más intenso amor. Luego de graduarse de oficial se concretaron muchas promesas, las cuales se vieron frustradas una vez que su vida se apagara tras un terrible accidente aéreo.
Esa tarde antes de subirse a la nave, almorzaron juntos. Era el primer aniversario de casados, por lo que le llevó un fabuloso ramo de rosas rojas, del cual eligió una para colocarla en su cabello, resaltando así tan espectacular belleza.
Finalizado el encuentro, se dirigió a un vuelo de rutina a pocos metros del comedor de la base aérea, donde habían degustado un exquisito menú. A pocos minutos de aquello, se escuchó un estruendo en el cielo. Era la explosión del motor del Mentor T34 que a pedazos caía sin contemplación en la pista del lugar.
Andrés efectuaba una secuencia acrobática sobre el campo, y cuando ejecutaba la maniobra perdió el control del avión, haciendo un espiral descendente, que le llevó a precipitarse estrepitosamente a tierra.
Del Mentor T34, solo se pudo apreciar una pequeña parte de la cabina y de los planos. En su interior el cuerpo sin vida de Andrés Manuel. Para quienes estaban en pista verle caer fue impactante y muy doloroso.
Tan solo una rosa reposó junto a su fotografía, en una misa que se hizo para honrar tan importante memoria.
Capítulo III
«Hasta que nos volvamos a encontrar»
«Aunque ya no estés con nosotros tu recuerdo permanecerá por siempre»- se escuchó decir en voz alta a la confundida Amanda en medio de tanto dolor.
Era injusto lo que estaban viviendo familiares y amigos del joven militar. No era fácil aceptar dicha partida, pero sería la evocación de su espíritu, la que más tarde les llenaría de consuelo.
Amanda se despidió de Andrés Manuel entendiendo que la ausencia le dolería, pero que traerlo en sus sueños le haría sonreír por siempre.
Nota: Relato basado en hechos reales. Venezuela.- 1993. (Por discreción solo fueron cambiados los nombres) Fui testigo presencial del lamentable suceso. Tuve la dicha de ser su amiga y compañera de trabajo. «HONOR A QUIEN AHORA VUELA MAS ALTO».
Bello y triste relato…felicitaciones Mila !!!!Un honor para L3M graciass
Agradecida por la oportunidad!!! Un abrazo!
Trágico y hermoso a vez. Excelente Mila !!!
Gracias Cecilia! Un abrazo!