En muchas ocasiones, las experiencias más intensas relacionadas con los sentidos tienen un origen casual, no premeditado, inesperado… hasta misterioso. En consecuencia, el resultado puede llegar a generar un desajuste, del cual lleva un tiempo despojarse y recuperar la conciencia plena, por la magnitud de lo vivido.

Tengo la impresión de que resulta más sencillo describir, e intentar recrear en quien lee o escucha, la percepción de una vivencia sensorial; es decir, la sensación resultante de una captación realizada a través de los sentidos, que cuando la misma se produce sin la mediación normal de los mismos. En otras palabras: cuando la percepción es extrasensorial.

 

 

Según Rudolf Arnheim, profesor de Psicología del Arte en la Universidad de Harvard: “los grados de abstracción y generalización empleados en el diseño de la realidad favorecen la posibilidad de pensar realidades no visuales”.

En otras palabras, la realidad no es siempre la que captamos; puede variar de acuerdo a la propia historia del observador, a diversos factores anímicos que la van transformando según el estado, o puede haber más de una versión de ésa misma realidad, según el ojo que la mira y el cerebro que la decodifica.

 

 

Sucedió en Mar del Plata, una típica noche de verano, fría y húmeda. Luego de una jornada exhaustiva de trabajo, me dispuse a dar un paseo por el Centro. Pasada la medianoche, luego de haber lidiado estoicamente con mi agorafobia, mis párpados estaban entreabiertos -o entrecerrados- y toda mi humanidad imploraba al cielo depositarse, al menos en una superficie plana, sin distinguir dureza ni textura.

Me sobrepuse a mi somnolencia para despedirme del mar. Me alejé de los clichés veraniegos, de las luces y el estruendo; entonces me sumergí en el silencio, la oscuridad y el misterio.

Y me adentré en la playa, con pasos erráticos, recorrido zigzageante, pero sin cesar. No sabía adónde iba, pero iba. No dudé ni un instante en continuar mi marcha torpe, a pesar de mi agotamiento, llegué a la orilla para que se me subiera la espuma del mar.

 

 

Entonces, todo es penumbra, tan solo un atisbo de luminosidad provisto por ese faro astronómico… la luna. Todo es nada, todo está acá nomás, allá, nada. Y el mar tiene principio, pero no tiene fin. Si el universo es infinito, el mar también. Cielo y mar son lo mismo, no hay límite.

Todo es perturbador y opresivo… enigmático. El ruido ensordecedor de las olas que rompen, se confunden con el canto mortal de las sirenas que me subyugan, y  me hipnotizan con su belleza diabólica.

 

 

De la espesa bruma que acaricia el mar, asoman siluetas confusas que se entremezclan. Cierro aún más los ojos para descifrar lo inexplicable: son ánimas que vagan en pena, de vidas que intentaron desafiar las leyes inquebrantables del mar, pero que sucumbieron.

A un costado, amarrada al muelle,  creo ver a Alfonsina, con el corazón aún sangrando en la mano, intentando explicarme por qué lo hizo.

Hacia el otro lado, mar adentro, naufraga una y mil veces “El barco ebrio de Rimbaud” y un pirata tan borracho como la nave que tripula.

 

 

“Cuando algo atrapa nuestra mirada o nuestro oído: un árbol, una roca, una nube, una persona bella, etc., la mente y los sentidos quedan un momento en suspenso, completamente entregados a la experiencia. No existe nada más. Cuando ‘desaparecemos’ de ésta manera, todo a nuestro alrededor se convierte en una sorpresa, nueva e intacta. El sí mismo y el entrono se unen. La atención y la intención se confunden. Vemos las cosas tal como somos nosotros y no como son ellas, y sin embargo podemos guiarlas y dirigirlas para que se conviertan exactamente en lo que queremos”. Del texto “Desaparecer”, Rudolf Arnheim.

A eso de las 9 de la mañana me desperté sobresaltado, tal vez producto del extraño sueño que creí haber tenido. Comencé a vestirme para ir a la terminal; cuando llegó el momento de ponerme las zapatillas… todavía estaban mojadas y llenas de arena.

 

“(…) recuerdo el mar, soñé estar ahí y no recuerdo despertar”. Gustavo Cerati.

 

 

DOLCEFIIT

3 Comentarios

  1. Super recomendable , lo mas entretenido de estos tiempos difíciles que vive la humanidad .

  2. Gran idea de Pablo…volando como se le pidió….ja…vuele q usted sabe….

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