Córdoba pasaba por una temporada de sequías… una vez más. Calores insoportables, temperaturas extremas. Ya se había perdido el trigo y el maíz… rezaban por la lluvia mágica para la soja.

Para compensar las pérdidas económicas la soja debía tener un rinde del 80%, anhelo iluso en medio del caos.

Las Mujeres tenían que aguantar el malhumor de sus pareja, los maltratos, los gritos, los arrebatos… algún golpe quizás.

Les imponían no gastar… mientras los hombres se daban gustos a escondidas.

Estas Mujeres querían un cambio, llevaban mas de 40 años soportando estoicamente los vaivenes del humor de sus hombres amados.

Ellas se preguntaban estoicamente… algún familiar esta enfermo¿????… tenemos techo ¿????… nos falta comida????, pues no. Entonces que los hombres piensen y valoren.

Las Mujeres estaban cansadas, angustiadas y desechas por dentro de sus almas. Comenzaron a callar, a ignorar, a alejarse esperando que aquellos hombres cambien.

Siempre, siempre, siempre… hay límites.

Yo, solo les puedo decir a todas y a cada una de estas valientes que siempre, siempre, siempre estaré al lado acompañando y apoyando.

Recuerden siempre, siempre, siempre… que toda Mujer tiene derecho a hacer su duelo como le plazca… nadie tiene derecho a criticarla.

Hay que poner fin al patriarcado, a la mirada machista y retrógada… hay que poner límites cuando nos sentimos invisibilizadas… cuando estamos siendo agredidas físicamente, psicológicamente y emocionalmente.

La guerra de palabras y heridas empieza… nunca acaba… acciones muy dolorosas y lacerantes.

Pero, pero, pero… MUJER BONITA… si no pones límites… te vuelves cómplice.

Así que aprende a decir… NO QUIERO MAS ESTO.

 

 

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